Valeria es parte de una nueva generación de artistas que desarrollan su obra en Madrid pero cuyo impacto llega a muchas otras partes, en gran medida gracias a las redes sociales. Pese a vivir en distintos sitios siempre ha mantenido su estudio en el barrio de Las Salesas, lo cual sirve como excusa para conocer cómo está evolucionando la identidad de un barrio en constante cambio. La foto que ilustra esta conversación es de Ges Rules.
-Tengo la sensación de que siempre has estado de aquí para allá.
-Pues sí, la mitad de mi familia es gallega, he nacido aquí, pero luego me fui a vivir una temporada a Londres y ahora he vuelto. Al volver de Londres me di cuenta que cuando eres pequeña conoces el Madrid de tu infancia, del cual no sales porque es tu barrio, y por tanto de repente venían muchos amigos de fuera buscando que yo les enseñase Madrid y en realidad no sabía demasiado sobre Madrid más allá de la Plaza Mayor y el Retiro.
Toda la vida he vivido al sur de Madrid, en un barrio que detestaba absolutamente: Usera. Con el tiempo le he visto la gracia y el exotismo al haberse convertido en Chinatown, pero cuando yo era pequeña y vivía allí era bastante hostil. Sí que es cierto que tuve una profesora maravillosa de Historia que hizo un ejercicio que me encantó que fue «conoce tu propia ciudad«: no nos hizo un examen pero nos hizo elegir un barrio y teníamos que aprender acerca de él para hacer de guía a nuestros padres, que serían los que nos valorarían al final. Me pareció un ejercicio genial; yo elegí el Madrid de los Austrias, donde vivía mi abuelo, por lo que es un barrio al que tengo mucho cariño y que todavía guarda mucha esencia de lo que es la ciudad.
-Entonces llegas de Londres y…
-Al llegar no aguanté demasiado en casa de mis padres, así que me fui a vivir a Puerta del Ángel…
-…que hostil también es un rato.
-Sí, y duré poco allí, porque me mudé a La Latina. Allí viví una de las épocas más felices de mi vida, con todo lo que tiene y pensando que la gente lo odia o lo ama. Pero lo cierto es que donde yo vivía, cerca de Las Vistillas, es una zona más tranquila.
-Virginia, que es vecina de La Latina, comentaba que el barrio solo se puede disfrutar entre semana.
-Es verdad que la zona del Rastro es un poco insufrible, y aunque parezca complicada por los turistas yo trabajaba en el Mercado de San Miguel entonces, así que me lo pasaba muy bien. Entonces pasé de estar un año y medio de cara al público a pasar a vivir en lo más remoto de la sierra sola con mi perro.
-Te marcaste un Thoreau.
-Exactamente. Tengo que decir también que fue el año más aburrido de mi vida. Luego volví a Madrid mudándome a Chamberí, pero lo cierto es que me mudo el mes que viene otra vez.
-A otro barrio, claro.
– (risas) Pues sí, a Retiro, porque tengo ganas de conocer esa zona.
-Pero mantienes tu estudio en Salesas.
-Sí, es una zona llena de artistas y que me encanta, toda la zona especialmente pegada hacia Alonso Martínez.
-Un poco lo que comentaba Andrea, que vivía por aquí y le encantaba encontrarse a menudo a otros artistas como ella paseando por el barrio.
-Sí, eso es verdad, aunque lo cierto es que la zona se está revalorizando mucho y algunos ya la consideran la nueva «milla de oro» de Madrid por lo que tienes cierto miedo a que te suban el alquiler. Por lo demás cada vez se hacen más cosas y aunque sea más difícil hacerse un hueco a mí me encanta.
-Estoy recordando ahora las conversaciones con Diego o con David, en las que ambos decían que en Madrid en ocasiones parece que tienes todo en contra para poder vivir de tu arte. Que quizá en otras ciudades hubiese sido más sencillo.
-Soy consciente de la suerte que tengo de poder vivir de esto o de que fuera se valora mucho más todo lo que hago. Por ejemplo recientemente en Estados Unidos me di cuenta que los artistas están mucho más valorados que aquí, donde a menudo me pasa que digo que soy pintora y me preguntan de qué vivo para intentar aclararlo.
Cuando la gente me dice me dice que tengo mucha suerte creo que claro que la suerte cuenta, pero el trabajo y estar todo el día al pie del cañón cuenta mucho también; doy mucho la lata por redes sociales sobre todo, soy muy pesada. Creo que es más importante parecer que estás en todos los lados que estar en todos los lados y yo probablemente parezco que estoy en todos los lados, por eso creo que no me va del todo mal.
-¿Cómo está el panorama de las galerías de arte en Madrid?
-Tengo que decir que hay sitios que lo están haciendo muy bien, destacando cosas muy interesantes, pero también admito que hay muchos sitios que no dejan de sacar a la misma gente, lo cual causa un cierto aburrimiento. Siempre suenan los mismos nombres hasta que llega un momento en el que te cansan; confieso que me da pavor el hecho de pensar que yo pueda convertirme en uno de esos nombres. Intento mucho seleccionar dónde expongo o cada cuánto expongo algo.
-Si vamos hacia lo positivo, ¿qué artistas te gustan últimamente?
-Por ejemplo, todo lo que hacen desde Mondo Galería me suele gustar bastante.
-O sea que pervive el concepto de la galería como prescriptor del que te fías, como un sello musical.
-Admito que me fío de muy pocas galerías. En general creo que las galerías en España están un poco anticuadas en lo que a propuesta de valor se refiere. Fuera se arriesga un poco más acerca de nuevos talentos mientras que en España son muy pocas, casi inexistentes, las que lo hacen. Muchas veces cuando entras por curiosidad a ver alguna galería en Madrid, si no tienes el aspecto del comprador habitual, los propios dueños de la galería te miran como si fueses a robar el cuadro.
Si tuviese que destacar un artista actual que me guste mucho diría que Oliver Jeffers: en primer lugar porque es un artista que no siempre hace lo mismo pero tiene un estilo lo suficientemente reconocible como para reconocer su huella allá donde hace algo, que es como un ideal para cualquier artista.
-En las últimas elecciones se generó un movimiento artístico a favor de la actual alcaldesa con muchos artistas entre los que te incluías. ¿Qué balance haces de todo aquello?
-Lo que vi sobre todo con este movimiento es que la ilustración está tomando poder a nivel cultural. Creo que tuvo su boom en los 60 y 70, sobre todo en el mundo editorial, pero que gracias a la crisis ha vuelto a resurgir, piensa que un lienzo quizá pueda estar en torno a 3.000€ y una ilustración del mismo artista quizá pueda estar en torno a 60€, lo cual lo hace muy asequible.
-¿Qué cambiarías en la cultura en Madrid?
-Hay una cosa de Londres que me fascinaba y era la posibilidad de entrar gratis a los museos en cualquier momento, es fascinante. Aquí en Madrid por ejemplo la entrada al Museo del Prado me cuesta 15€, que es más de lo que te puede costar una entrada al cine y en cambio valoramos mucho más lo segundo que lo primero. Aunque no sea gratis 100% sí conviene que la cultura sea más accesible.
-Con lo que nos gusta copiar ideas de fuera, a ver si tenemos suerte y también adaptamos ésta.
-El problema normalmente es que las tendencias que adoptamos de fuera las solemos aplicar mal, por ejemplo cuando se puso de moda el estilo nórdico todos nos lanzamos a poner la mesa de madera blanca y la silla Eames. Copiamos solo lo básico, nos olvidamos de darle un sentido a todo lo que adaptamos y queda todo un poco como de cartón piedra. Creo que nos queremos parecer mucho a lo que hay fuera y cogemos la idea superficial pero nos olvidamos de adaptar el espíritu que tiene en el fondo a nuestra esencia, por lo que al final perdemos gran parte de nuestra identidad. ¿Dónde queda el Madrid castizo?.
-Cuando lo cierto es que mucha gente de fuera viene a buscar ese Madrid castizo y le damos las hamburguesas favoritas de Obama en la Gran Vía.
-Exacto. Nos estamos cargando todos los sitios míticos de Madrid y cada vez quedan menos cosas que sean distintivas. Este año he aprendido que la identidad es muy importante y se puede aplicar a todo, incluso a las ciudades. Imagina que llegas a China y han convertido la Gran Muralla China en un centro comercial enorme a lo largo del país. Por ejemplo, ¿por qué mola Oporto?
-Porque es auténtico y decadente.
-Ni siquiera diría decadente, creo que sobre todo porque es auténtico, como Lisboa.
-No hay Starbucks que copie la francesinha.
-Exacto. Ojalá Oporto se mantenga así.
-Pero conste que la gentrificación tarde o temprano llegará a Usera. El otro día Belén me comentaba que Lichtenberg, el nuevo barrio de moda de Berlín, era más o menos como Usera…
– Bueno, mucha gente se está empezando a ir a la zona de Oporto y Carabanchel, quién sabe, al fin y al cabo Usera está pegado a Matadero, justo enfrente. Estoy muy a favor de Madrid Río y realmente es una zona que tiene su encanto, pero mi lado esteta me dice que yo no podría terminar montando allí mi estudio, aunque fuese más grande y más barato. Estando en el centro eres mucho más accesible a todo: a conocer a gente, a dar entrevistas y todo lo demás.
-Por tanto, la localización es un factor esencial de la identidad de un artista. Y ya sabemos que la identidad es importante.
-(risas) Sí, sobre todo si estás empezando, va un poco ligado al barrio donde quieres mostrar tu arte y a la esencia que le quieras dar.