Un negocio familiar, con empleados que aseguran llevar más de 10, de 20 y de 30 años trabajando allí, con buenas condiciones laborales y una marca querida entre los ciudadanos de Madrid. Y, de repente, 92 familias en la calle: quedo con Ángel, ex empleado de Nebraska, para que me cuente desde dentro el cierre de una de las cadenas de cafeterías más reconocibles de Madrid.
– Habrás vivido de todo detrás de esa barra.
– Pues lo cierto es que llevaba 6 años como camarero en el Nebraska de Alcalá, atendiendo al público. Vivíamos muchos estrenos del teatro Alcázar: por ejemplo en una ocasión vino Carlos Sobera con 50 personas que trabajaban en la obra a las 11 de la noche, cuando estábamos solo dos personas trabajando, así que imagínate. También teníamos mucha gente de las manifestaciones que pasaban por Alcalá o Semana Santa con el cristo de Medinaceli. Y, por ejemplo, recuerdo esta última Nochevieja trabajando, porque abrimos para las cenas, nos tomábamos las uvas con los clientes y ya estábamos abiertos hasta las 2. Como no dejaban entrar a Sol porque había un límite pues se montó una buena con toda la gente que estaba por allí.
-Imagino que más de un habitual de restaurantes de lujo se habrá pasado más de una vez a darse un capricho…
-Iba mucho «El Brujo» cuando tenía la función en el teatro, venía a desayunar, a comer y a tomarse un té verde antes de la función los Lunes y los Martes; Carlos Sobera como te decía, Jorge Sanz…recuerdo mucha gente, sobre todo del teatro. Había mucho trato con la gente que venía frecuentemente, del teatro como decía pero también de todas las oficinas de alrededor.
-¿Notábais cambios en el centro sobre la gente que iba al local en los últimos años?
-En Alcalá de 8 a 12 estábamos dando desayunos y prácticamente llenos a diario. De 13 a 16.30 prácticamente lleno también para comidas; luego por la tarde sí venían a merendar muchas abuelas y ya finalmente pues dábamos bastantes cenas, también para llevar con los perritos y las hamburguesas especialmente. Ofrecíamos un ambiente tranquilo donde poder dar entrevistas, trabajar un rato o charlar de manera muy cómoda a ciertas horas, que es algo que por ejemplo la gente del teatro agradecía bastante.
-Y, de la noche a la mañana, os encontráis con la noticia del cierre.
– Nebraska fue fundada por cuatro hermanos, los hermanos Blanco, que hace diez años, al complicarse la gestión familiar, deciden traspasar todo el negocio y la gestión a Luckia, la casa de apuestas. Y, hace unas semanas, nos enteramos del traspaso de Luckia a la nueva sociedad. Concretamente el 27 de Diciembre llamaron de urgencia a los gerentes de los locales para una reunión en las oficinas para que por videoconferencia el dueño dijese que habían vendido las cafeterías y que muchas gracias por todo, finalizando con que la nueva gerencia comunicaría nuevas noticias. En plena Navidad, con una reunión de 5 minutos.
Nos dijeron más adelante que el 10 de Enero vendría la nueva gerencia a los locales a presentarse y explicar la nueva manera de trabajar. El día 8 convocaron al Comité de Empresa y nos olimos lo peor: que no querían mantener el negocio. El día 10 afirmaron que no eran rentable y que cerraríamos el día 11. En mi caso me llamaron porque libraba para llevar las llaves porque ya no abriríamos al día siguiente. Por burofax nos comunicaron que cesaban el negocio y que tendríamos un permiso retribuído hasta que se solucionase el ERE y la liquidación ordenada del negocio. El día 24 tendremos la primera reunión del Comité de Empresa con el administrador que han nombrado, que es un bufete de abogados, y el 18 de Febrero sí o sí nos liquidan, haya acuerdo o no.
-¿Tenéis una idea de lo que quieren hacer, de sus objetivos?
-Hasta donde sé su intención es arreglar los locales y alquilarlos o venderlos al mejor postor. Ahora mismo no sabemos si va a ser un negocio de hostelería o una tienda, lo desconocemos, han comprado la compañía simplemente por los locales. Si hubiesen comprado por el negocio intentarían mantener la plantilla y la marca Nebraska.
-Y, en ese momento llegado, decides lanzarte a hablar sobre Nebraska y su mostaza en Twitter.
-Lo cierto es que al día siguiente, cuando vi que la noticia del cierre de Nebraska había tenido una cierta repercusión en medios y noticias, decidí comunicar buscando apoyo y solidaridad para hacer algo de ruido al respecto. Al cabo de los días se me ocurrió la historia de la fórmula de nuestra mostaza para hacer un poco de ruido: jamás pensé que llegase a los 300 retweets que pedíamos para publicar la receta, pero gracias a gente que tiene muchos seguidores y algunos políticos como Ramón Espinar que se hicieron eco en sus perfiles, conseguimos empezar a generar muchas conversación sobre nuestra situación.
-Imagino fuiste consciente del cariño que mucha gente que vive en Madrid tiene sobre Nebraska.
-Lo cierto es que me sorprendió, desde dentro teníamos otra sensación. Gente de toda España, de Barcelona o Canarias que se pasaba por Madrid venía a comer perritos o hamburguesas, nos lo decían frecuentemente. Viendo todo esto nos sentimos con ganas de dar guerra y continuar haciendo ruido sobre nuestra situación antes de nuestras reuniones para negociar sobre el futuro de Nebraska.
-Lo cierto es que como comentas, parece estar detrás de todo esto un interés inmobiliario, pues al fin y al cabo los locales están bastante céntricos (Gran Vía, Alcalá, Goya) salvo dos que quizá estén un poco más alejados (Cuatro Caminos y Tetuán). Hace un tiempo, hablando con Ícaro, me decía que lo más interesante que le está pasando a Madrid está sucediendo fuera del centro. Como si el centro se hubiese quedado como un parque de atracciones.
– Tiene razón, ahora mismo vas por Gran Vía y todo son franquicias y cadenas. A mí personalmente no me gustan en absoluto; por ejemplo hemos venido a tomar algo a este bar, donde tienen sus camareros y su gente preocupada porque tú estés bien. En mi caso ir a una cafetería a hacer una cola, a que te traten mal y el producto no sea bueno…no lo veo.
-Nebraska tenía servicio de mesas en todos sus locales, es verdad.
– Teníamos otra manera de trabajar. Hay gente que en Twitter nos ha dicho que no nos hemos adaptado o que éramos caros y mi respuesta es siempre la misma: prueba a ir a una cadena de hamburgueserías y espera a que te atiendan en tu mesa o pídeles que te lleven un vaso de agua. Ese tipo de cariño por el servicio es lo que se está perdiendo, tratar a la gente con educación y evitar pelear por precios bajos, porque todo ello lleva a lo que lleva. No éramos caros, dábamos un servicio acorde a ello.
Es curioso que en algunas ocasiones cuando teníamos aluvión, por ejemplo cuando las manifestaciones o cuando la procesión del Cristo de Medinacelli, la gente se ponía a hacer cola para que les atendiésemos y se llevaban su comida a la mesa cuando nosotros ya ofrecíamos servicio directamente a las mesas. Nos hemos acostumbrado a ello, se nos ha metido en la cabeza, sobre todo con la gente joven que ya se ha acostumbrado a las colas y a que te despachen en cualquier sitio. Muchas veces reclamamos un servicio mejor a locales pequeños y en cambio en locales de cadenas donde te tratan bastante mal nadie se queja absolutamente de nada.
-Sabiendo que apostar por precios bajos va a traer salarios bajos.
-Para que te hagas una idea, yo estuve un tiempo en el Nebraska de Cuatro Caminos, que tiene una franquicia de pizzas al corte muy cerca. Hablando con algunos de los empleados, todos tenían contratos de 9 ó 10 horas al mes y con sueldos de miseria. En Nebraska por norma general y salvo refuerzos puntuales, la mayoría de la gente estaba con contratos de 40 horas y antigüedad, compañeros por ejemplo con 42 años trabajando en la empresa; uno de esos lugares donde si trabajabas bien te han mantenido y han cumplido su deber. Pero parece que vamos hacia algo totalmente distinto.
-¿Cómo ves el futuro del centro?
-Pues por ejemplo en nuestra zona con la apertura del hotel nuevo en Canalejas teníamos bastantes esperanzas para dar un poco más de vida a todo ello. Pero en general en el centro veo un futuro lleno de franquicias, un centro comercial como La Vaguada. Si pienso en Gran Vía ya no queda ningún negocio apenas que no sea de cadenas; sobre todo tras el cambio en las rentas antiguas. Creo que Lavapiés y otras zonas van a tener mucho más cosas interesantes que el centro; la gente que quiera una vida interesante tendrá que hacer más vida de barrio, mientras que el centro quedará para los turistas.