Ícaro, 36, periodista

¿Qué está cambiando en Madrid?

Quedo para tomar algo con Ícaro en La Fábrica de Horchata, un lugar bastante escondido en lo más profundo del barrio de Tetuán y que solo abre un cierto número de meses al año, mientras tiene horchata, por lo que es bastante casera. Hablamos de gastronomía, de tecnología y también de cómo Madrid, aún con todo, está viviendo un gran momento como ciudad.

– ¿Desde cuándo vives en Madrid?
-Pues he nacido en 1977 en Madrid.

-¡Un gato!
-Sí, y muy gato. Los que no son de Madrid dicen mucho para reivindicarse la frase «nadie es de Madrid». No es verdad. Mi abuela es de Lavapiés y mi abuelo es de La Latina: cofrade del entierro de la sardina y en invierno no lleva abrigo, lleva capa y sombrero. Eso de que de Madrid no es nadie no existe. Sí hay gente de Madrid.

Entiendo que quizá el Madrid que tú viviste de pequeño es distinto al barrio donde vives ahora…
-Sí, no tengo arraigo de barrio infantil, me fui a vivir fuera de España muy joven: nací en Entrevías y empecé a crecer en Vallecas, pero luego me fui a Argelia y al volver estudié en el Liceo Francés, que estaba en otra zona completamente distinta, por lo que me ha permitido no tener barrio. Mi barrio no era donde estaba el Liceo ni tampoco el barrio en el que realmente vivía. A los que nos ha pasado esta situación hemos sido muy callejeros: quizá con 15 años fueron mucho más mi barrio los alrededores del Rastro o Malasaña, el ocio te lleva a otros sitios.

-Siempre que hablo con alguien sobre el tema del ocio en Madrid es inevitable que todo el mundo se queje del cambio, no solo por el ayuntamiento y las leyes sino por el ambiente en sí de los bares y la gente. ¿Tú crees realmente que ha cambiado?
-Probablemente los que cambiamos somos nosotros: tengo la sensación de que salgo por los mismos lugares por los cuales salían mis tíos y que mis primas salen por los mismos lugares por los que salía yo, todos tenemos un discurso generacional de que nuestra época era mejor. No obstante, creo que el centro de Madrid, o al menos gran parte de él se está yendo al carajo porque se está convirtiendo en una ciudad de franquicias: están cerrando bares para abrir franquicias de cerveza…

-Y de tiendas.
-Franquicias de comercio, claro. Todo esto ha destrozado el paisaje, al menos el de mi generación, en una parte concreta del centro que tiene que ver con Gran Vía o Sol. Todo eso se ha convertido en una especie de parque de atracciones para gente que no es de aquí o para un tipo de consumo que no es el mío, que es un consumo que va en la variable de lo más barato posible. Alrededor de eso está sucediendo una nueva reivindicación del ocio en el centro, protagonizada por dos docenas de modernos, tampoco creo que sean más, a los cuales les vamos a deber haber aguantado la colonización de las franquicias en Malasaña…

…y haber expulsado a los bongos de las plazas, lo cual es un hito.
-Sí, han echado a los perroflautas de las plazas y están recuperando los oficios en el centro. Los oficios entendidos como un sitio al que vas a tomar café porque sabes que el café es bueno, que no llevas camisa sino que te las haces, la recuperación de los talleres, los sastres y los comercios de producto. Es lo único que les vamos a agradecer a los modernos.

-Y horchaterías como ésta.
-En realidad esto es lo otro fantástico que le está pasando a Madrid, y es que la ciudad vive fantásticamente bien fuera de su centro. Todo lo mejor que le está pasando a Madrid en los últimos años, sobre todo con la restauración, está fuera del centro. Yo pienso de cabeza en 10 ó 20 restaurantes fundamentales en los últimos años y me tengo que esforzar mucho para que se me ocurra alguno en el centro de la ciudad. Esa explosión salvaje que está teniendo en Chamberí, en Cuatro Caminos, restaurantes fabulosos en Argüelles, una oferta gastronómica fantástica por Plaza de Castilla. Después de haber pasado por una especie de invierno nuclear en Madrid en lo referente a los restaurantes en los últimos años está surgiendo un catálogo enorme, una oferta con nuevos formatos como las barras.

-Quizá por culpa de una generación distinta que ha roto con lo anterior…
-Sí, una generación distinta que ha creado otros restaurantes. Madrid tenía restaurantes fabulosos como Jockey y ahora tiene restaurantes mucho más descarados y en rango de precios similares; si hay que buscar un denominador común a todos ellos es que ninguno está en el centro. E incluso hay restaurantes que estaban en el centro y se han mudado fuera de él, como Atelier Belge, que estaba en Plaza de España y ahora está en Bretón de los Herreros. Pienso también en la sorpresa de la temporada, que es Nakeima, que está en Argüelles y pienso en la revelación de las últimas temporadas que es Lakasa, que está en Raimundo Fernández Villaverde hacia Cuatro Caminos, en un sitio impensable hace dos años para un restaurante. Y ahí está, llenando todos los días. Es buenísimo porque antes el ocio era ir al centro y ahora el ocio tiene que ver con tomar conciencia de que Madrid es mucho más grande y salir del triángulo de Malasaña-Lavapiés-La Latina. Ahora hay mucha oferta de ocio articulada alrededor de restaurantes o de deporte y está fuera del centro de la ciudad.

-Hablando de la centralización y la descentralización, ¿no crees que fuera de Madrid y quizá también Barcelona es complicado encontrar trabajo en temas relacionados con Internet?
-No creo que ocurra en Madrid y Barcelona, es sobre todo en Madrid. Hay empresas fabulosas en Barcelona y dos o tres iniciativas increíbles en Bilbao, pero Madrid concentra mucho y genera algo curioso, que es la tercera generación de empresas de internet solidarias entre ellas. Si ponemos el nacimiento del sector de Internet en Madrid con Idealista hace 10-12 años, teniendo en cuenta que es la primera que hizo producto digital directamente, que se instala en el centro y participa de la vida de su ciudad y si luego ponemos el culmen en Tuenti, que es la atracción de talento del resto del mundo y que es la primera empresa de tecnología que no hace falta explicar a gente de fuera del sector, nos encontramos con que ahora mismo tenemos a una empresa que me parece la más golosa y que es Vizzuality: todas ellas, las tres, tienen cosas en común, como relacionarse con el sector en el que están y cooperar con otras empresas similares. Para que te hagas una idea Vizzuality está en el mismo edificio en el que está Spotify España, en el que está Jobandtalent, Territorio Creativo y a 600 metros nosotros, Kuapay. Ahí hay un polo de empresas similar al que hubo en el centro con Idealista, Tuenti, 11870 y Todovino/Enolobox, y es cierto que somos solidarios entre nosotros, nos llevamos bien y participamos en proyectos. Una vez por semana en mi caso yo estaré desayunando para algo que no tiene que ver con mi trabajo con alguien de una empresa que rima con la mía o rimará en el futuro, y ese tejido o manera de llevarse bien entre empresas sucede porque Madrid es un pueblo muy grande.

-Por tanto es imprescindible para casi cualquiera que en 2014 quiera trabajar en internet en España que viva en Madrid.
-O venir a menudo. No tanto por negocio directo sino por la parte más lúdica. En mi caso entreno con un consejero delegado de una empresa de tecnología, un desarrollador de un medio online, un consejero delegado de una empresa de publicidad digital, y nos conociésemos antes o no, ahora tenemos algo en común y compartimos necesidades e intereses, lo cual es fantástico.

-¿Le darías el mismo consejo a un periodista respecto a venirse a vivir a Madrid porque en otra ciudad española es inasumible encontrar empleo de ello?
-Las empresas de medios en los últimos 5-7 años han cometido un error terrible, que es intentar convertirse en empresas de tecnología. Es un error porque todas las empresas gordas de tecnología están queriendo ser empresas de contenidos, lo cual algo interesante habrá detrás de los contenidos. Cuando ahora vemos la explosión del marketing de contenidos, branded content, Facebook creando una división de Medios y Twitter haciendo alianzas con empresas de contenidos… creemos que es un momento nefasto para el periodismo porque nos fijamos en una parte concreta de un medio, que es que la distribución de papel baja. Pero para el periodismo es un momento fantástico: en los próximos 2-3 años habrá muchas empresas que harán contenidos porque sabrán que es la manera de generar tracción con sus usuarios y clientes, agencias o consultoras pequeñas relacionadas con los contenidos que ya están funcionando en otras ciudades fuera como San Francisco, Los Ángeles o Londres en menor medida. Llegará pronto a España.

-Quizás también la diferencia entre Madrid y otras ciudades de España es poder tener cierta tracción y contactos cercanos trabajando en lo mismo. En cuanto a medios notas que está todo el mundo en Madrid y que es imposible pensar en otra ciudad.
-Ahí probablemente lo que tenga sentido es desarrollar toda esa parte relacionada con el periodismo local, y fíjate que esa parte creo que nos la hemos saltado en el desarrollo de internet a nivel país, si bien en otros países está funcionando muy bien.

-¿Cómo encajas que con todo este cambio digital, al mundo al que vamos del eBook y del PDF, estén tan boyantes nuevas librerías en Madrid, aportando cariño por el producto incluso aunque sean una cadena? ¿No es una paradoja?
-No, porque probablemente cada tipo de lectura y tipo de lector requiere un tipo de formato, que es lo que le pasará a la prensa: la prensa no va a desaparecer, quedará para un tipo de lector y con un gran margen de negocio, y creo que pasará lo mismo con las librerías. Igual que con el vinilo, hay cosas que vas a querer atesorar y tocar si el producto está muy bien hecho. Hay un sector entero de libros, quizá más de bolsillo, que se comerá el Kindle, pero creo que el libro bien editado…

-O eres barato o eres bueno.
-Sí, o eres barato o molas. Uno de los motivos por los cuales la música se fue al carajo es porque empecé comprando discos con libretos de 60 páginas y terminé comprándome discos con libretos de una página que costaban lo mismo o más, por lo cual el producto deja de tener sentido. Esos libros en papel para el verdadero fan se tendrán que cuidar mucho, porque todo ese mercado seguirá existiendo.

-Relacionado con esto, en otra entrevista Alberto decía que Barcelona estaba mejor que Madrid en temas culturales, no solo en librerías. Y aún pese a ello, quería vivir en Madrid. En lo cultural, ¿sigue Madrid necesitando a Barcelona?
-Mi percepción es que Barcelona mira mucho más a Madrid que al contrario. Barcelona está más pendiente y creo que ha entrado en una espiral de oferta cultural y turística de garrafón bastante inquietante, al menos en las dos últimas veces en la que he estado, con una oferta costera que no he llegado a entender. Madrid no es comparable con Barcelona: Madrid es más caótica, a su estilo es más fea, creo que tiene otro encanto. Barcelona es mediterránea, civilizada, plana, no es lo mismo. Cuando alguien me dice lo bien que se mueve en bici por Barcelona pienso que los que vamos en bici por Madrid somos titanes porque todo va en nuestra contra y aún con ello cada vez somos más.

-¿Te crees la apuesta municipal por la bici?
-No, en absoluto. Llevo muchos años en bici por Madrid y no es verdad, pero porque tampoco lo puede ser. Las calles del centro son medievales, así que o lo haces peatonal o asumes que tenemos que convivir coches y bicis. Madrid se está convirtiendo en una ciudad ciclista aún a pesar de todo: a pesar de las cuestas, a pesar de la altura, a pesar de los coches, a pesar del nulo apoyo municipal, y aún así cada vez hay más bicis.

-¿Y Madrid Río?
-Madrid Río como metáfora de la bici en Madrid es perfecto: un carísimo tartán instalado para hacer deporte en el que se pasea y se pone un cartel donde se dice prohibido hacer deporte. Como metáfora es fantástico.

-¿Crees que es el futuro de Madrid entonces seguir con estos derroches, con Eurovegas, Olimpiadas y demás?
-Madrid siempre sobrevive a sus gestores y es siempre mejor que sus representantes. Madrid lo tiene todo para salir mal y al final casi siempre sale bien, aún con sus desastrosos gestores: el otro día a Álvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid, le preguntaban qué sentía al ver al Atlético y al Real Madrid jugando la final de la Copa de Europa y su respuesta fue que le daba igual porque él era del Betis. Éste es el nivel. ¿Te imaginas esto en otra ciudad del mundo? Y este señor fue elegido varias veces con mayoría absoluta, y ya es más de lo que sucede ahora, donde tanto el presidente de la Comunidad de Madrid como la alcaldesa son personas que no hemos votado. Y aún con todo ello Madrid está en un momento bastante majo.

-Sí que es cierto que a pesar de tener alcaldía y comunidad de derechas es en Madrid y no en otro lugar donde ha surgido algo tan espontáneo y caótico como el movimiento del 15-M…
-Sí, porque Madrid es capaz de generar fenómenos a los que luego se va a subir todo el mundo pero que se generan de forma autónoma: piensa en todo lo que está pasando con la gente que hace deporte en los últimos 24 meses. La cantidad de gente que corre o queda a entrenar, que toma los parques para hacer flexiones, la Casa de Campo para ir en bici… no responde a ninguna iniciativa pública ni privada, solo responde a gente que se organiza y queda. Luego todo ello genera una economía increíble: los gimnasios de nuevo cuño, las tiendas de bicicletas, de zapatillas para correr… . Vas a Canal o a la Casa de Campo cualquier día de la semana y hay gente entrenando por todo el barrio. Y todo ello responde a una peculiaridad de Madrid de la que no somos conscientes, y es que tiene muchas más zonas verdes de las que pensamos, pues Madrid es un bosque: la Casa de Campo, el Parque del Oeste, el Retiro, la Dehesa de la Villa, el Juan Carlos I…tenemos un montón de parques y ello facilita todas estas actividades. Pero hace 10 años no se hacía tanto deporte como ahora.

-Por tanto eres optimista respecto del futuro de Madrid como ciudad.
-Sí, porque no tiene nada que perder. Con el nivel de deuda que tiene, habiendo sobrevivido a la última legislatura y media, donde ni Eurovegas ni los Juegos Olímpicos con una alcaldesa a la que nadie ha votado han podido con la ciudad, no nos puede pasar nada más. Ha sido durante estos años cuando Madrid ha hecho más cosas, quizá no grandes festivales, grandes eventos descomunales… no. Sí bares que han abierto y a los que seguimos yendo, nuevas rutas… es un crecimiento que no responde a un estímulo público. Tiene que ver con que la ciudad crece a pesar de los que nos dirigen. Y está muy bien, nos acerca bastante a la inmortalidad. Madrid tiene todo para salir mal y al final sale bien.

Cuestionario

Dónde comer en Madrid: Tienen que ser como mínimo dos. Un asiático que en el fondo es un gallego, que es Nakeima, y otro que siempre diré y que es Lakasa.

Dónde disfrutar de Madrid: En Chamberí.

Dónde desconectar de Madrid: La Dehesa de la Villa.

Un barrio de Madrid: Me gusta mucho éste, Tetuán casi Valdezarza, porque está lo suficientemente cerca de todo y lo suficientemente lejos, una distancia justa en bicicleta.

Un consejo a alguien que no conoce Madrid: Madrid está a 600 y pico metros de altura, el porcentaje de humedad es bajísimo, tenemos un nivel de contaminación horrible y a pesar de todo se vive muy bien. Una amiga que vivía en Barcelona, la primera vez que vino a Madrid se fue a correr desde Ayala al Retiro y volvió con la sensación de los ojos y la boca secos. No entendía por qué la gente salía a correr en Madrid. Pero al día siguiente volvió a salir. Lo tiene todo para salir mal y no nos va del todo mal.

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